Nada más entrar, nuestro símbolo, el Indio, nos recibía para darnos una cálida bienvenida.

Una gran chimenea de madera maciza, adornada con boleadoras gauchescas, presidía el Salón Principal.

Las boleadoras, tres ramales de cuero torcido rematados en tres bolas de madera envueltas en cuero crudo, usadas por los gauchos como instrumento de caza, formaban parte de la decoración del Salón Principal, junto con estribos de suela con semillas de bronce y estriberas de cuero.

Una Barra de madera maciza nos recibía a la llegada a El Cacique, luz cálida y cuero crudo creaban un ambiente único y distinguido, invitándonos a entrar.

Techos cubiertos por paneles de cuero crudo enlazados a mano en combinación con elementos decorativos del atuendo gauchesco más elegante, cinturón de cuero adornado con monedas de la época y con cierre de rastra, sujetando el escudo metálico macizo del gaucho.

Mesas vestidas y sillas de madera maciza, linealmente distribuidas, acompañaban a la chimenea en la Sala Principal.

Con sombrero chambergo y un gran pañuelo que haría las veces de serenero, nuestro gaucho contemplaba absorto el día a día desde uno de los pilares de la Sala, mientras aplacaba su sed con el amargo mate cimarrón.

Vista frontal de la barra de madera maciza en la que el desfile de bebidas Premium sorprendía bajo un rayo de luz.

Bajo un escenario envuelto en madera y muros pintados, un punto de vista de la Sala Principal en la que destacan los altos respaldos de las sillas en contraste con el blanco de la mantelería de hilo.

Sobre los muros color arena, pequeños dibujos a plumilla enmarcados en madera natural, linealmente distribuidas, nos acompañaban en la mesa.

Con ramificaciones de madera natural que trepan sobre su pie, creando un ambiente confortable con su cálida luz, una original lámpara de sobremesa nos despedía a la salida.